Durante siglos, los magos negros fueron personas poderosas, capaces de manipular a la naturaleza para concebir poderes extravagantes y asombrosos. Su imaginación era el único límite… O al menos eso se creía.

Un caballero de armadura dorada convocó a un ejército inmenso con el afán de derrotar a esos hechiceros, ya que, según se dice, utilizar su poderosa magia implicaba sacrificar el alma y entregarse a la oscuridad. El caballero de armadura dorada se indignó al escuchar sobre la magia negra y quería exterminar a todo aquel capaz de emplearla, pues representaba un riesgo para todos.

Los magos negros solían ser viajeros solitarios, el ejército anti-magia los fue cazando uno a uno. Al darse cuenta de lo que estaba ocurriendo, los magos negros formaron una ciudad en la que refugiarse y protegerse unos a otros, sin embargo, esto no detuvo al guerrero de armas doradas que se lanzó al ataque con su inmenso ejército.

El caballero se había preparado, había hecho un trato con un mago negro. El brujo le concedería a su armadura invulnerabilidad ante la magia, y a cambio, le permitiría gobernar aquella tierra que estaban a punto de tomar. El mago estuvo de acuerdo, cerró el trato, traicionando así a los otros magos negros.

Murieron muchos soldados y guerreros, los magos eran sumamente poderosos, pero no lo suficiente para acabar con todos ellos, y mucho menos al caballero dorado, cuya armadura era invulnerable ante su magia. Estaban exterminando a todos en el pueblo.

Leonard era un hijo de hechiceros, sus padres eran unos de los más poderosos magos de la ciudad. Cuando la pelea inició su padre lo teletransportó por medio de un conjuro por alguna razón, quizá para protegerle. Leonard seguramente no sufriría el mismo destino…

El caballero de armadura dorada ganó la pelea, habían acabado con todos en el lugar. Comenzó a construir un castillo sobre los restos de la ciudad para que el mundo no olvidase que él había acabado con la magia negra… y con los magos negros. Claro que Leonard no lo olvidaría jamás…

En ese momento Leonard podía elegir entre llevar una vida tranquila como un ser completamente normal o volver en busca de sus padres y amigos, arriesgar su vida y aferrarse a una verdad que podría destruirlo: ser un mago negro.

Leonard se encontraba muy lejos del lugar de la batalla, tendría que recorrer muchas tierras para dar con aquel castillo, le podía tomar días y tendría que enfrentar toda clase de obstáculos, arriesgaría su vida más de una vez, y aún si lograra llegar al castillo sería casi imposible encontrar algún sobreviviente y seguramente sería capturado y asesinado. Sin embargo decidió correr ese riesgo, aún si parecía una locura estaba decidido a hacerlo con tal de salvar al menos algo de su historia, pensó que no podría simplemente olvidarse de todo lo que ocurrió y seguir como si nada.